lunes, 30 de junio de 2014

Borrador de un nuevo proyecto

;)

Hola a todos:

Esta entrada es para despedirme de mi actual etapa profesional y dar la bienvenida a la nueva etapa a la que daré comienzo mañana mismo: ¡mi vida como autónoma!

Como ya os comenté en la penúltima entrada, he decidido irme de Noraktrad y ponerme a trabajar por mi cuenta y quiero aprovechar esta oportunidad para presentaros mi nuevo proyecto: TransCreat (www.transcreat-solutions.com). Aún tenemos que ultimar un par de detalles de la web: como las fotos y publicar las traducciones, así que esperad una semanita para meteros en ella.

Junto a mis dos compañeras, Clara Lorda y Áurea García, comienzo un nuevo proyecto: a partir de ahora trabajaremos como equipo de traductoras y espero poder cumplir mis sueños junto a ellas. Asimismo, a partir de ahora ambas contribuirán con entradas en el blog, así que espero que esto esté mucho más activo a partir de ahora. Si visitáis la pestaña “Entre bastidores”, podéis leer algo de información sobre mis nuevas socias.


De momento, nada más, tan solo que nos deseéis buena suerte y que nos veamos por los acontecimientos “traductoriles”.

(Dentro de poco, os enseñaremos una foto más profesional, pero de momento, qué mejor que una foto con mis socias en mi querida Aranda)

miércoles, 25 de junio de 2014

Cotejo y sello

Esta vez quería escribir sobre el famoso “cotejo y sello” de las agencias de traducción. Como sabéis, es muy típico que, para ahorrar costes, las traducciones juradas las realicen traductores no jurados y que después las sellen traductores jurados. En principio, la idea no es mala, ya que la traducción, en teoría, pasa por cuatro ojos: un traductor especializado en la materia y un traductor jurado. El problema está en que hay traductores jurados que aceptan “cotejar y sellar” y acaban solo sellando. En este caso, la traducción jurada la hace un traductor que puede saber mucho sobre la materia, pero que no conoce las convenciones que se aplican en traducción jurada, es decir, no sabe que hay que traducir y describir los sellos, que hay que incluir ciertas notas cuando las equivalencias no son exactas y que hay que describir el documento. No obstante, si el procedimiento se realizara bien, esto no debería suponer un problema, ya que luego entraría en juego el traductor jurado que se ha comprometido a cotejar y sellar la traducción. Pero, ¿qué significa esto?

En mi opinión como traductora jurada, aunque “cotejar” signifique únicamente comprobar si la traducción se corresponde con el original, el traductor jurado está asumiendo la responsabilidad de esa traducción al incluir su nombre y su sello, por consiguiente, cualquier queja o problema derivados de la traducción sellada por él van a terminar afectándole a él, aunque sea una agencia la intermediaria. Por tanto, cuando un traductor jurado se compromete a cotejar y sellar, debe ser consciente de que está asumiendo la misma responsabilidad que asumiría si él mismo hubiese hecho esa traducción, ya que el traductor que realizó la traducción permanece invisible, pero es el nombre del jurado el que aparece en el documento.  En definitiva, el traductor jurado al comprometerse a realizar estas acciones se está comprometiendo a mucho más que sellar, se está comprometiendo a convertir una traducción simple en jurada y a responsabilizarse del resultado.

Hay traductores jurados muy responsables, pero también he coincidido con otros cuantos que se limitan a sellar ciegamente cualquier documento que les ponen por delante. Lo que pretendo con esta entrada no es que se deje de llevar a cabo este procedimiento, sino que se haga con conocimiento y consciencia. Dentro de la traducción, creo que el traductor jurado sigue siendo una de las figuras más respetada en cuanto a tarifas, pero dejará de serlo si se regalan los sellos.


lunes, 16 de junio de 2014

Tomando las riendas

Por fin me siento delante del ordenador con un buen rato libre para retomar el blog. Quería aprovechar esta ocasión para hablar de la etapa que estoy dejando atrás y de la nueva que voy a comenzar.

El día 30 de junio es mi último día en Noraktrad. He estado en la agencia durante un año y tres meses y la verdad es que ha sido más que suficiente para darme cuenta de que ya es hora de tomar las riendas de mi carrera y ponerme por mi cuenta. Sin duda, este año he aprendido bastante, aunque me habría gustado no tener que aprender ciertas cosas. Me he dado cuenta de que en España, aún hay una estructura muy piramidal en las empresas, sobre todo aquellas que están dirigidas por esa generación de gente que se hizo adulto en los últimos años del Franquismo o en los primeros años de la Transición, gente que hablaba de libertades, pero se había acostumbrado a ver a sus padres subyugados a una determinada clase dirigente, jóvenes que construían nuevos negocios para convertirse en dueños de sus propios destinos, pero que han acabado por convertirse en una sociedad media que pretende vivir por encima de sus posibilidades y ha decidido aplicar las estructuras sociales que aprendieron de pequeños en la sociedad democrática que en teoría tenemos ahora. Por suerte, o por desgracia, la crisis acabará impulsando a las nuevas generaciones a que luchen contra las desigualdades y algún día la estructura empresarial de España se igualará a la del resto de Europa.



Tras esta pequeña reflexión, quiero tan solo deciros que me he cansado de que el negocio de la traducción lo lleve gente que desconoce el negocio, que no valora a los traductores, los malpaga y encima les hace esperar varios meses para disfrutar del fruto de su trabajo, no quiero que se me vincule con nada por el estilo, ya que yo adoro mi profesión y ante todo soy traductora. En Noraktrad, he conocido a muy buenos profesionales, pero, por desgracia, también he visto lo poco que se valora el trabajo de estos y la facilidad que se tiene para dejar de cooperar y trabajar con gente buena basándose en el desconocimiento. Durante mucho tiempo, en mi blog hablé de nuestra profesión, de las pruebas de traducción, de la idea que tienen muchas  personas de que cualquiera es capaz de traducir, ahora me he dado cuenta también que los gestores de proyecto tienen mucho trabajo y muy pocas posibilidades de hacerlo bien si trabajan para gente que no valora lo que hacen ni a la gente que gestionan. Así que me he propuesto volver a traducir, relacionarme con todos los traductores que pueda, hacer networking e invertir tiempo en tratar bien a los gestores y en tratar bien a los traductores como gestora, me he propuesto volver a disfrutar a partir del 1 de julio de la profesión. ¡Deseadme suerte!




¡Dentro de poco leeréis mi blog desde mi página profesional!